Para muchos, un anuncio de perfume más, de los miles con los que nos bombardean ahora que comienzan estas fechas tan señaladas y consumistas. Para una persona en particular, este anuncio es mucho más. Ingrid Betancourt (política colombiana, de origen francés, secuestrada por las FARC) no ve a un joven atractivo, sólo ve la imagen que podría tener su hijo, al que vio por última vez hace algo más de cinco años, cuando el chico tenía trece. ("Sale un muchacho joven y pensé: así debe estar mi Lorenzo. Y lo guardé"). Seguro que día tras día, intenta recrear en su mente la imagen de su hijo, y cada vez le será más difícil, pues no cuenta ni tan siquiera con lo que muchos disponemos cuando perdemos a un ser querido: una fotografía. El tiempo pasa, no perdona. El recuerdo de su familia y el anhelo por volver a verla son, sin lugar a duda, los principales motivos que han llevado a Ingrid a soportar estos cinco años de cautiverio.Miradas tranquilas, miradas sinceras, miradas nerviosas, miradas perdidas, miradas indiscretas, miradas calculadas, miradas directas... Miradas... sólo eso. Distintas formas de acercarnos a la actualidad, de fijar nuestra vista en ella. Miradas que nos permitan ver más allá de la realidad que a veces algunos se empeñan en mostrar.
sábado, 15 de diciembre de 2007
Para alguien... mucho más que un anuncio
Para muchos, un anuncio de perfume más, de los miles con los que nos bombardean ahora que comienzan estas fechas tan señaladas y consumistas. Para una persona en particular, este anuncio es mucho más. Ingrid Betancourt (política colombiana, de origen francés, secuestrada por las FARC) no ve a un joven atractivo, sólo ve la imagen que podría tener su hijo, al que vio por última vez hace algo más de cinco años, cuando el chico tenía trece. ("Sale un muchacho joven y pensé: así debe estar mi Lorenzo. Y lo guardé"). Seguro que día tras día, intenta recrear en su mente la imagen de su hijo, y cada vez le será más difícil, pues no cuenta ni tan siquiera con lo que muchos disponemos cuando perdemos a un ser querido: una fotografía. El tiempo pasa, no perdona. El recuerdo de su familia y el anhelo por volver a verla son, sin lugar a duda, los principales motivos que han llevado a Ingrid a soportar estos cinco años de cautiverio.
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